domingo, 5 de enero de 2014

¿SABE QUE USTED ES UN ESCLAVO?

        Nacer es algo más complicado que llegar al mundo. Con el nacimiento, uno aparece repentinamente inmerso en un sistema constituido por un cúmulo de usos y costumbres, prejuicios, leyes, gobernantes, gobernados y tantísimas cuestiones más que funcionan todas interrelacionadas unas con otras. A medida que crecemos nos vamos mimetizando e integrando con todas esas cosas a las que, con el correr del tiempo, las terminamos aceptando e incorporando como buenas, como lo dado, como lo que corresponde. Es así que damos por buenas muchísimas cosas simplemente porque así las conocimos. Es por eso que  aceptamos cosas inaceptables. Sencillamente la aberración de lo que es inaceptable no se ve porque ya lo hemos mamado, ya lo hemos absorbido y ya figura como “lo que corresponde” en nuestro archivo mental.
He escrito un libro, que pone en evidencia todo aquello que no se ve aunque ahí esté, a la vista de todos, exhibiéndose abiertamente. Enterarse de esto marca un antes y un después que nos permite ver la realidad desde una perspectiva nueva y que a raíz de ello nos deja con posibilidades sorprendentes al alcance de la mano.
No vemos la distorsión de lo que nos rodea porque hay cosas que condicionan tremendamente nuestra capacidad de observación, análisis y evaluación. Paradójicamente una de esas cosas es la razón. Es realmente llamativo ver cómo el ser humano confía en la capacidad de la razón para analizar, juzgar y decidir. El hombre da por hecho que la razón es un instrumento perfecto en contradicción con el acaecer de los hechos, de los que se desprende de manera incontrastable que la razón es un instrumento muy imperfecto aunque sea el mejor que poseemos. Por ejemplo, los astronautas que viajaron a la luna, de manera previa y dejando de lado toda razón, comprobaron centenares de veces el funcionamiento del equipo, de las naves, del plan de vuelo y a sí mismos (entrenamiento). Si la razón fuera absolutamente confiable, no habría nada que probar ni comprobar. Todo entrenamiento sería innecesario. Para toda la planificación, un razonamiento correcto sería más que suficiente. La razón, si tuviera el grado de eficiencia que le atribuimos, no necesitaría nada más que a sí misma. No se me ocurre nada que haya sido más estudiado (más razonado) que las misiones espaciales a la luna, sin embargo, aun sumándole a lo planificado por la razón los centenares y millares de pruebas y prácticas, llegó un momento en el que… “Houston, tenemos un problema”.
En definitiva, la razón es un instrumento de doble filo muy peligroso. Lo irresistible de su “razonabilidad” termina haciéndonos comprar gato por liebre. Si nos dicen que a diferencia de la televisión tradicional, la TDT (TV digital terrestre) llega a las pantallas de nuestros hogares por medio de la emisión de fotones de oscilación media, lo aceptaremos sin reparo alguno, no obstante ser la explicación absolutamente falsa. El antecedente del funcionamiento de la TV tradicional dota a esta explicación de una “razonabilidad” tal que nos lleva a aceptarla sin más.
El mismo mecanismo funciona en la estructura social. Si usted cree que vive en democracia, que es una persona libre y que goza de bienestar dado que lo que lo rodea “razonablemente” indica eso, yo en cambio le aseguro que usted no es más que un esclavo condenado vitaliciamente a sostener el buen vivir de otros.  Me atrevo a asegurarle que luego de leer el libro cambiará de opinión. La nueva percepción de la realidad lo habilitará para actuar a fin de acabar con su esclavitud. 
         El desarrollo del trabajo se basa en el caso español aunque todo lo escrito es aplicable de manera absoluta a todo el tercer mundo latinoamericano. Es una ironía que España que no parece ser tercermundista, sea el país más despótico y tiránico para sus habitantes. Los jerarcas españoles poseen un poder impresionante y dado el vecindario que el destino les adjudicó (la UE), las sumas de dinero que circulan por sus manos son astronómicas (MILES de millones de EUROS). El caso español es muy interesante, pues es en el que mejor se puede ver el funcionamiento del tercermundismo. En virtud del gran contrapunto entre lo que aparenta ser y lo que realmente es, no queda espacio para las medias tintas.

         Todo está a la vista. Entérese. Solo hay que mirar detenidamente.






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